lunes, 8 de abril de 2013

Primer día.

Sin alas,
sin tiempo apenas.
Allá, allá lejos,
sin saber,
sin saberlo.

¿Cómo podría?
¿Qué puerta, qué tecla,
qué sien,
qué esperanza inútil,
qué baranda,
qué destino,
qué mil lágrimas,
qué mil pasos?

¿Cómo arrancar
la sal de los ojos,
el mar de ese todo,
el tiempo del olvido,
el eco que camina,
la invención de la esperanza?

Hoy es otra vez polvo,
piedra frente a piedra,
el trémulo labio otra vez ajeno,
otra vez todo inaudible,
nada por hacer, nada,
nada por decir,
nada que quede todavía,
nada roto de nuevo,
nada que termine,
nada que seguir.

Sin poder, sin haber podido nunca,
se brinda como no el silencio
donde ya no caben las estrellas.











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