domingo, 21 de abril de 2013

Inmortal


No tengo alas, nunca las tuve,
nunca podré volar, aunque sea
lo que más quiera en este mundo,
lo segundo que más quiera en este mundo.
Nunca podré volar,
nunca podré
hacerte volar.
Pero, a cambio,
te haré inmortal.
Cada línea que salga de mis manos llevará tu nombre,
cada palabra que escriba será tuya,
cada letra impresa serás tú.
Y todo el mundo sabrá
que en un rincón de este planeta
existen unos ojos grandes,
existen unos ojos tristes,
existen unos ojos brillantes
que buscan siempre en el infinito,
que esperan una felicidad posible,
una felicidad donde no entro.
Pero te haré inmortal,
y en cualquier futuro posible
alguien podrá leer que exististe,
que existieron tus abrazos,
que existió tu caminar,
que tus manos ansiaron otras manos
y tus manos merecieron cualquier mano,
y que no eras feliz aunque sonrieras,
y tu sonrisa fuera la luz
con la que tantos, tantísimos
soñábamos, soñamos, soñarán.
Porque te haré inmortal,
aunque nadie sepa tu nombre,
se sabrá que la ternura es posible,
que es posible la dulzura,
que es posible tener todavía el corazón brillante,
que la belleza del alma es casi tangible,
que puede brotar a cada gesto,
que la melancolía puede devorar incluso
a quien no hizo nunca nada por merecerla.
Aunque no tenga alas,
aunque no sepa ni haya sabido volar,
aunque no pueda darte nunca lo que sea que busques
cuando miras más allá de donde pueda yo mirar
porque no puedo ver más lejos de tu rostro,
porque no puedo oír más allá de tus palabras,
porque puedo entender el por qué de esa tristeza,
de esa nostalgia de lo que no puede suceder,
de ese sueño de otra vida posible,
porque no puedo evitar, ni quiero, que habites ya tan en mí
que no conciba otra cosa,
que seas el pensamiento sobre el que todo gira,
que marques sin pretenderlo el día y la noche
en mi pequeño mundo absurdo,
donde siempre estarás demasiado lejos.
Aunque nunca, nunca lo sepas,
y yo sea otro de esos locos
que quieren tenerte cerca
que a cada parpadeo te anhelan,
otro de esos ilusos
que confunden con otra cosa
la transparencia de tu risa
cuando se cruza en una mirada,
de esos que esperamos un no sé qué que sea
pero queremos ser nosotros.
Te haré inmortal, te lo prometo.
Llevará algo de ti
cada uno de mis versos,
aunque ahora sean tan torpes,
tan acostumbrados están
a la desesperanza y al silencio
que han olvidado la belleza,
pero a ti no pueden olvidarte
y quieren gritarte, quieren dibujarte,
quieren decirte y pronunciarte
como si fuera posible resumirte con palabras.
Como si creyese que tengo
algo más que ofrecer que esta promesa.
Soy polvo, lo sé,
no soy nada.
Un montón de caos, una tormenta,
un buscar y un vagar continuo
de ruina en ruina,
unas cuantas palabras que a veces suenan bien.
Nada.
Y tú... tú también buscas y vagas, lo sé,
también de ruina en ruina,
continuamente,
más allá de todo, tan humana
como cualquiera,
tan humana como todos,
tan ansiosa de volar.
Y yo no puedo hacerlo,
yo no puedo hacértelo.
Por eso te haré inmortal,
te haré inmortal, te lo prometo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario