lunes, 9 de enero de 2012

Es difícil escribir con el móvil

Hay un fin amarillo en todas estas noches
que rasgan con su nombre la fina estela
de arrancados destellos sobre las lápidas.

Lloviendo un poco bajo otros regazos
ya no sueñan los tabores con metáforas,
es con la inerme voz de los hogaños tan perennes.
 
Y, bajo el fuego, los arcaicos rompeolas brillan satíricos
como el quebrar de un verbo en primavera,
la pragmática utopía de lo cotidiano a gran escala.

Escuchando, pues, lo impredecible entre el asfalto,
con una promesa en cada página, se desdice la nada ya para siempre rota
con un último tañido de fuente inconclusa.

miércoles, 4 de enero de 2012

Fin de línea

El lugar brumoso de otras noches oscuras
en que impávidos reflejos correteaban
sobre láminas azules de cándida perfidia.

Sin otro afán que las demás ausencias,
dormían las llagas sobre vinos tortuosos,
últimos fieles al desatino infame, y a la brisa
que saltaba de ahogado en ahogado sin presura.

Viento entonces, y todavía, el destructor principio
en que desanhelarse recorría las puertas infinitas
de las más absurdas otredades.

Ahora aquí el silente desvarío de los cánticos repetidos
acusa al amanecer de cegueras y llamadas,
hijo de otros vástagos más irredentos:
las manos misteriosas de juguetes perdidos
que ya no traen aquellas orillas plenas de sombra.