domingo, 19 de febrero de 2012

Escenarios

Volver entonces ya sin máscaras,
el abril presto entre las cejas,
la ínfima fragancia con nombres erróneos.
No ser etéreo o ufano, arrancarse
a vivir así de golpe.
Creer que lo azul es lo infinito y llorarse como por si acaso.
Las tormentas no son distintas esta tarde:
Otro erial que amanece sin promesas.

sábado, 18 de febrero de 2012

Lejos

Y de golpe todo este aire
que arrastra los errores a las puertas.

Cerrar los ojos entonces es ya demasiado inútil:
Comenzará pronto el otro desfile
y volverán prestas las promesas al olvido.

Patos salvajes

Yo conozco ese viejo odio, ese silencio antiguo.
Ese derrotar de cadenas y lamentos sangrantes
que ulula entre primaveras y lápidas sin nombre.

Hemos caminado sobre vientos ajenos, juntos,
y recordamos el futuro como algo casi inepto,
un suceder caótico de zozobras imprevistas.

Hoy, lamiendo otra vez las hieles de la certeza,
nos despedimos como si fuera hasta enseguida
con la mano prieta sobre lo vulgar ajeno.

Y sin saberme todavía la rápida tormenta
he construido un mar de estalactitas desconsoladas
donde descansaremos ya definitivos, unos y únicos.

Se rompen contra los fuegos las palabras,
nada queda si no los pasillos entre soles,
el suspiro alejado de las primeras lluvias.


lunes, 6 de febrero de 2012

Y no.

Resistir hasta la última fisura
de esta inútil barricada
con el sutil deseo todavía impoluto.

Ver como se disuelve entre las ventanas
el único presente posible,
el de agostar cartuchos ya inodoros.

Arrancar retazos de amarillo sobre roscas cansinas,
entregadas ya obtusas a diásporas ausentes.

Que afuera se regodeen los yermos cánticos:
Aquí, en el despoblado averno de lo factible,
casi susurrando,
van cayendo los primeros destinos.