sábado, 29 de diciembre de 2012

Serán ceniza

Todavía quedan resquicios habitables en este silencio,
este páramo indeciso donde ya no se pierden las miradas.
Pero el fuego ya los devora, los caminos se disuelven de tristeza,
apenas si quedan rostros en que perderse.
Por supuesto que los lazos se marcharon hace tiempo,
se forjaron en cómodas selvas de asfaltos comunes
y no soportaron los primeros aires.
Por supuesto que hay polvo, y hay niebla
y el ocaso no es ni una palabra.
Por supuesto que duele y no se puede imaginar cuánto,
por supuesto que está deshabitado, pero tanto tanto.
Y aunque se cambie el nombre del cielo en nombre se queda,
nunca se supo del todo qué hubo antes,
apenas se sabe qué es un ahora.
Por eso se dan por perdidas esas antorchas que se alejan
entre toda la aridez inabarcable,
inaudibles como advertir
a la nada que va a la nada.
Nunca siempre es demasiado tarde,
incluso donde fue y ya apenas queda un solo milímetro oscuro
al que abrazarse.




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