miércoles, 5 de diciembre de 2012

A un momento del día de antes.

Qué nuevos
los viejos caminos,
no son ya asfalto,
son sonrisas.

Qué rojas
las azules señales,
que no indican ya destino,
si no el recuerdo
de un millón de abrazos.

Por eso,
cuando caigamos,
si es que caemos,
volvamos la cabeza
una vez caminamos
entre gigantes.

Por eso, cuando caigamos,
porque caeremos,
cerremos el puño un instante,
una vez fuimos el infinito.

Y ahora que lo cotidiano
se abalanza sin su magia,
que el amanecer son silencios,
que un paso adelante
es rutina y no sueño
unamos rostros de nuevo,
abramos las manos,
una vez
dimos un solo paso,
que fue el primero,
que llegamos
donde quisimos ir,
que por una vez,
una maldita vez,
era posible
y lo fue.

Aunque caigamos,
porque somos gente
y caemos.

Aunque olvidemos,
porque somos personas
y olvidamos.

Nunca caeremos,
nunca olvidaremos.


Aunque la vida sigue
y no sigamos,
una vez
fuimos gigantes.

Lo fuimos, lo seremos.







No hay comentarios:

Publicar un comentario