La brutal presencia del yo inoportuno
que edita su semblante entre púrpuras y estaños
con la impávida sensatez de lo infumable
mientras cuándo se termina de repente.
A este fin se confecciona
la falsa solidaridad de las estrellas
sin otro coste que un millón de infinitos pugnando
por un no saber ni por qué ni cómo.
Y he aquí triformemente nuevo
el cantar inexacto de lo obsceno
para fulminar con un segundo universo
el resurgir cansino de los puntos.
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