domingo, 13 de noviembre de 2011

Estrellas

A veces, solo a veces, un instante,
un suspiro.

El mar ajeno como una promesa,
un momento.

El tiempo, nada más que el tiempo.
Es ahora.
Es este silencio.

Es la gota suspendida,
el breve parpadeo,
la palabra precisa, el gesto profundo.

El perfecto
anhelo cotidiado
ahí
en la punta de los dedos.

Y de golpe, el espejo.
Delante, detrás, abajo,
mirando, expandiéndose,
riéndose, llorando.
Rompiendo todo, rompiéndolo,
la cruel imagen,
la brutal certeza de que todo no ha sido
más que un fugaz instante,
un mísero momento,
un suspiro inexacto,
una pequeña muerte momentánea
que la realidad reabsorbe
y al final solo queda
el tiempo pesando detrás,
el espejo clavado delante.




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