jueves, 19 de diciembre de 2013

Otro

No es el tiempo, es la vida
la que se acumula en los pliegues y nos rompe.
Son las trazas que nos quedan
del espejo en que pintábamos,
la lluvia,
las promesas rotas,
la magia que quedó en las cunetas.

No es el fuego, son las cenizas
y ese viento que no llega
y todos esos rincones
donde se acumula el futuro
y casi, casi alcanzamos.

No es lo que somos,
es lo que nos resta
tras este torbellino de invierno,
tras este montón de ausencias,
tras esta muerte cotidiana,
tras estas llagas aquí dentro.


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