Esto es lo que permanece después de la tormenta, de la duda, de la vida cuando ya no queda nada, y estiramos la mano y alguien la aferra y sentimos que ya puede pasar de todo y no tememos que nada pase, porque estamos ahí, en medio de todo, la mano sujeta, lejos de la soledad, de esa necesidad urgente de saber si había alguien allá fuera y aunque a veces cueste, sabiendo que nada fallará, aunque a veces falle y todo cueste y parezca que no y casi, casi, nos perdamos en cada mar infinito que surge a cada paso, a cada puerta que entreabrimos, a cada paso que no damos.
Pero no. Esta esa mano. Ahí. Esa mano vieja, a veces antigua, a veces recién llegada, a veces firme, a veces temblorosa, a veces lejos pero no distante, pero que sujeta todavía, que nos dice, nada más temblando, que está ahí, que no se suelta, que un día, o un momento, o una vida, se tendió, perdida como la nuestra en este infinito universo que borbotea silencios y dudas, que la nuestra es la mano que encontró cuando, detrás de todo, buscaba algo, algo sincero, algo firme a lo que si no aferrarse, al menos tocarse, reconocerse, saberse y que bueno, que está ahí para cuando haga falta y está ahí cuando hace falta, y que no lo dice, pero espera que sea así y no lo decimos, pero sabemos que será así, que haremos lo posible, que no podemos afirmar, nadie puede, que pasará en ese futuro que se va medio construyendo medio descubriendo cada instante, y que aunque parezca que no, aunque el tiempo irrumpa devorando, o los kilómetros o lo que sea, estaremos, o estará al menos la sombra suficiente de aquellos momentos, tal vez de esos precisos momentos, para recordar que podremos perdernos, y no saber, y equivocarnos, y que ahi fuera se equivocan, y se pierden, y no saben, pero que bueno, que siempre queda algo, que siempre hay algo que hace que merezca la pena, que cuánto cuesta construir todo, que qué rápido desaparece y que cuando todo cae, cuando nada queda, estaremos, o haremos por estar, toda esta red tendida de manos abiertas que si cae, aunque sea solo un amago, no será, no lo permitiremos, ni demasiado hondo, ni por mucho tiempo.