sábado, 16 de agosto de 2014

Kebab

Y en ese minuto que precede al silencio
vino la lluvia y me arrancó los huesos,
vino el aire y me robó las sienes,
vino la tierra y me arrojó tan lejos,
en ese minuto que precede al silencio.
En ese segundo que sigue al infierno,
se marchó la tormenta y me dejó los huecos,
se alejó la marea y se llevó los anhelos,
se borraron las leyenda y quedó otro recuerdo,
en ese segundo que sigue al infierno.
Pero entre antes y después,
después del minuto,
antes del segundo,
tú exististe,
ni llegaste
ni te fuiste,
estuviste,
justo antes,
justo después
y sigues siendo
todo lo que queda,
de ese entonces tan distante,
de ese cúmulo, de esa grieta,
de esa lágrima, de ese olvido,
de esa tú que fuiste,
justo antes,
justo después,
tú.

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